LA DESPEDIDA DE MARTÍN PALERMO

Martín Palermo se despidió ayer definitivamente del fútbol, al menos del terreno de juego. El Loco tuvo su partido homenaje en La Bombonera, ese estadio testigo de tantas de sus hazañas y que algún día lo volverá a cobijar pero del otro lado de la línea de cal, si es que se cumple su sueño de ser el director técnico de Boca.

Con la presencia de amigos y excompañeros, el Titán marcó un gol y no pudo evitar otro: en la última jugada del partido se calzó los guantes, se paró debajo del arco y su hijo Ryduan le marcó el tanto de penal que le puso el sello a la emotiva ceremonia. Queda como anécdota el 3-2 a favor del equipo Blanco, el que terminó integrando.


Palermo se retiró de la práctica activa hace ocho meses (18 de junio de 2011) con el hito de ser el máximo goleador en la historia de Boca con 236 goles en partidos oficiales. Nacido en La Plata el 7 de noviembre de 1973, dio 14 vueltas olímpicas con el xeneize. Sus proezas inolvidables (gol a River en "muletas", tantos consagratorios ante Real Madrid en el 2000 etc.) lo llevaron a un sitial impensado en sus inicios y que sin dudas lo hicieron trascender la camiseta del club de La Ribera.

Punto final a la película de Martín Palermo jugador. El tiempo dírá si puede filmar una segunda parte en su carrera como técnico. Si le pone la misma perseverancia y optimismo, no sería de extrañar que sí.

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